Filmax, sin duda, es, para el fantástico nacional, uno de los mayores mecenas de este singular género. Pese a lo irregular de muchos de sus títulos, hay que reconocerle que la mayoría de sus productos gozan de un inmejorable look visual y sonoro. Sweet Home luce tan bien como cualquiera de sus mejores producciones; desgraciadamente su factura técnica no va acompañada de brillo en el resto de las características que conforman un largometraje. La conclusión es una cinta mediocre que, si bien entretiene, no pasará a los anales de género ni perdurará en nuestra memoria mucho después de sus títulos de crédito.

La idea de nuestra heroína, Alicia, de celebrar con su chico un cumpleaños low cost colándose en un edificio casi abandonado, se torna, para su desgracia, en pesadilla cuando son testigos del asesinato del último de los inquilinos del inmueble. Descubiertos por los asesinos a sueldo de una inmobiliaria, serán las presas de una cacería a muerte por una ratonera de la que es imposible salir.

Hay ciertas frases tópicas en la crítica cinematográfica que son ineludubles, y que uno no puede evitar usar cuando aparece un ejemplo tan evidente que parezca hasta que se haya originado con esa película. “Estética de videoclip”, “Forma sobre contenido”, “El medio se convierte en el fin”… Bien, pues parece que con Open Windows se podrían usar los tres para describir el último título de Nacho Vigalondo, quien aquí se pasó de rosca con su intento de mezclar nuevas tecnologías y cine.

Lo cierto es que quien escribe lo admira por varios motivos, los fundamentales su pertenencia al círculo de humor surrealista de Miguel Noguera, Vengamonjas y compañía, con su humor tan bizarro como inspirado, y asimismo también su primer largometraje, Los Cronocrímenes, una de las mejore películas de paradojas temporales recientes, no ya de España, sino del todo el panorama mundial. Aunque uno tiene también que verle actuar y apretar consecuentemente los dientes de dolor, su ingenio en la dirección y el guión lograron una obra de culto muy respetada en el mundo de la ciencia ficción.

Extraterrestre fue una salida cómoda, sensata, para no tener que vérselas con quienes esperaban algo más ambicioso; pero él pareció reservarse para Open Windows, una película en que las buenas ideas se llevan a la práctica de un modo pésimo.

Cinco extraños despiertan en una mazmorra, sin recuerdos, ocultando un trágico pasado que los pone en el punto de mira de un juego infernal: tendrán que ir avanzando los diferentes niveles de esa húmeda prisión, enfrentándose a dilemas morales y acertijos que pondrán a prueba su fuerza, valor y… capacidad para el asesinato.

“Game of Assassins”, conocida en sus inicios como “The Gaunlet”, es una de esas películas que apesta a alquiler desesperado por cada uno de sus fotogramas. Sorprendentemente, una vez superado su engañoso tráiler, que promete mucha más acción de la que realmente ofrece, y su apestosa carátula, que nada tiene que ver con el contenido real de la película; es entonces cuando este “directo a vídeo” se convierte en la salvación inesperada de una aburrida tarde de domingo. Y es que supera las bajas expectativas de su entrada inicial para ofrecer un relato inofensivo pero lo suficientemente divertido como para superar un rato tonto. Aunque insisto, asumiendo en todo momento la baja calidad en general, una calidad deficiente que es debida simplemente a su bajo presupuesto, antes que a la carencia técnica de los implicados, los cuales, empezando por los actores, se esfuerzan bastante dentro de los parámetros de un subproducto digno de las cadenas digitales de sobra conocidas. De todos modos, se notan aprovechados los recursos, jugando como gran baza la presentación de unos decorados de cartón piedra que, plagados de detalles macabros cutres, alegrarán la vista a los amantes de “Historias de la Cripta” y otros horrores típicos de Halloween.

Su primer acierto es el buen ritmo que plantea desde el inicio, la consabida presentación de los personajes se realiza entre la acción y el discurrir del escaso argumento del que dispone “Game of Assassins”

Tres jóvenes veinteañeras se aburren en la víspera de Navidad. Deciden divertirse adentrándose en una vieja mansión y montando una fiesta. Pero un extraño y desafortunado accidente termina con la vida del jardinero de la mansión. Poco a poco las tres chicas se verán inmersas en un proceso de autodestrucción mientras deciden qué hacer con el cadáver que tienen en la sala de estar.

Excelente acogida para el thriller psicólogico Body en el marco de la pasada edición del Slamdance Festival. Escrita y dirigida a cuatro manos por Dan Berk y Robert Olsen, y con la participación en el reparto de todo un veterano del cine independiente de género como es Larry Fessenden, Body se presenta como un intenso thriller en el que tres muchachitas, muy monas ellas, tendrán que hacer frente a una situación límite en la que se pondrán a prueba sus más firmes convicciones éticas y morales. Las decisiones que tomarán cada una de ellas acabarán enfrentándolas y, por supuesto, derivando en consecuencias trágicas y sangrientas (de no ser así, esto no sería Almas Oscuras). La crítica ha destacado Body como un thriller intenso, cargado de mala leche, algo de humor negro y maravillosamente interpretado por las tres actrices principales, Helen Rogers Alexandra Turshen y Lauren Molina. Desde el propio Slamdance (supongo que por aquello de darle algo de autobombo al evento) se empeñan en poner a los citados Berk y Olsen a la altura de directores como Jennifer Kent (The Babadook), Adam Wingard (The Guest) o David Robert Mitchell (It Follows). Ya veremos…

Venus es una inestable stripper que cae en una espiral de locura cuando piensa que su amante, un fotógrafo especializado en obras eróticas, le está engañando con otra. No hay mayor demonio que una mujer despechada. ¡Ouh yeah!

Anteriormente conocida como “The Dark Side of Venus”, un título a mi juicio superior al actual, “Goddess of Love” es el último trabajo del director de dos cintas muy queridas para este que suscribe: “Jack Brooks: Monster Slayer” y “The Shrine”; especialmente la primera, que resultó ser una deliciosa serie b homenaje al cine de los ochenta y que, en cierta manera, fue una de las películas que me acercó a Almas Oscuras. Sin embargo, la película que hoy nos incumbe parece un paso muy distinto para su director: ni más ni menos que un thriller erótico en la línea de títulos tan conocidos como “Instinto Básico”, “Juegos Salvajes” o “Atracción Fatal”. Aunque un servidor le ve ciertos tintes italianos, en la vena de los nuevos giallos eróticos como “Tulpa”, y una personalidad propia dibujada en una abundancia de desnudos que no se estila actualmente en el cine independiente. Así que los hombres, una recua de enfermos morbosos, estamos de enhorabuena con este viaje al cine de los noventa, a toda esa caterva de producciones que exponían la pasión desatada como motor de unos argumentos de dudosa catadura. ¿O es que nadie se acuerda del pequeño pene de Bruce Willies en “El Color de la Noche”?

Dante es un sastre que padece una fobia que le impide estar en contacto con la muerte. Cada vez que está frente a un cadáver, experimenta un sentimiento escalofriante que le hace perder la razón. Su enfermedad se agudiza cuando su hermano gemelo muere. A partir de este hecho traumático, los muros de la realidad se derrumban y varios seres cercanos son asesinados por alguien que quiere incriminarlo. Dante deberá descifrar el enigma de las muertes y descubrir así una realidad que raya lo imposible…

Necrofobia es la nueva propuesta del argentino Daniel De La Vega, director con una dilatada experiencia en el género cuyo currículum incluye títulos como Jennifer`s Shadow (2004) o Death knows your name (2006), filmadas ambas en inglés y con bajos presupuestos. Necrofobia es su segundo trabajo en castellano tras Hermanos de sangre, una relectura moderna del “Fausto” de Goethe. La película se estrenó el pasado mes de abril en el marco del BAFICI (Festival de Cine Independiente de Buenos Aires), donde el propio Daniel De La Vega era el encargado de intentar definir su película: “Es una película de terror con emociones fuertes, pensada como entretenimiento para el gran público. Tiene mucho homenaje a Mario Bava, algo de Argento también. Hay una sucesión de crímenes y un whodunit. Tiene una impronta bastante lyncheana, buscamos meternos en la cabeza del protagonista. De ahí el uso del 3D.”