[REC] 3: Pase de prensa y entrevistas
Conversamos con el equipo de [REC]3 en el preestreno de la película
En la home publicamos la entrevista íntegra a Paco Plaza, director de [REC] 3. Pero no os perdais el resto de entrevistas al equipo de la película – incluido Jaume Balagueró – accediento al interior del post o a través de este enlace. Finalmente quiero expresar mi agradecimiento a Rubén Navarro, autor de las fotografías que acompañan a este artículo. Podéis seguir su trabajo en Flickr
La productora reunió a la prensa el pasado 28 de marzo en los célebres cines Verdi Park de Barcelona para asistir a la proyección de [REC]3 y a la posterior sesión de entrevistas. El director Paco Plaza, los protagonistas: Leticia Dolera, Diego Martín y Àlex Monner, y el productor Julio Fernández, posaron para los medios bajo un sol abrasador en un photocall improvisado en la calle.
Accedimos a conversar con Paco, Leticia, Diego y Àlex sobre el rodaje y las claves de la película. También hablamos con Jaume Balagueró, a quien robamos unos minutos antes de la premiere. A continuación una transcripción de estos encuentros con el equipo.
Paco Plaza
¿La auto-parodia era algo que tenías en mente desde el principio?
La verdad es que no. Ni la parte romántica tampoco. No era algo que guiase la escritura del guión, era más bien al revés, la propia película nos lo iba pidiendo. Solo se nos ocurrían cosas graciosas con Luiso Berdejo. Un día llegaba y me decía: Un tío disfrazado de Bob Esponja…Y yo le decía: “¡Pero no nos van a dar los derechos!” Y él: “Pues en lugar de Bob, le llamamos John”. Todo esto mientras nos partíamos de risa. Muchas veces, las películas no solo cogen el espíritu del rodaje, sino de todo lo que ocurre antes en la escritura. Esta película la escribimos viendo el Mundial en Los Ángeles, donde vive Luiso. Imagina la situación, mejores amigos desde hace 15 años, que se ponen a ver el Mundial y entre medio escriben el guión. Ese tono festivo se acaba transmitiendo, la alegría y la pretensión de querer hacer una película que sea un festival, con la que la gente se lo pase bien y se ría.
¿La idea de romper con la cámara en mano responde solo a la voluntad de refrescar la saga o también a la de alejarse del boom de found footage usado en el género últimamente?
Yo creo que ninguna forma de contar se agota. Si encuentras la historia que tiene que ser contada de esa manera, la forma no se va a agotar. Lo que no puedes hacer es estirar una fórmula porque sí. Si algo conectó de [REC] con la gente era que, de alguna forma, estaba contando de una forma diferente a lo que te esperabas y de cómo tiene que ser contada una historia de terror. Lo más honesto era hacer un [REC] como se supone que no se hace un [REC], volver a rodar como rodaba Sam Raimi o Peter Jackson hace quince años, al terror de los 80 y 90, que es lo que nos ha educado sentimentalmente. Volver a hacer cine a la manera que se hacía antes. La idea de ser muy conservadores para, en realidad, ser más transgresores.
Sin perder la esencia.
Claro, tiene que ser [REC], tener sus señas de identidad. Tiene que ser lo mismo pero no tener nada que ver. “Es lo mismo, pero no es igual”, como decían Martes y Trece (risas).
Es un tipo de película muy de Sitges, que invita a gritar y aplaudir durante la proyección.
Es que yo soy público Sitges y al final acabas haciendo las películas que a ti te gustaría ver. De hecho, si no se hubiera retrasado todo, lo previsto era estrenar en Sitges.
En esta tercera entrega, más que en las anteriores, le das mucha importancia a lo que viven y sienten los personajes.
El funcionamiento de una película de género se basa, sobretodo, en que te importe lo que les ocurra a los personajes. Hay películas que los descuidan y esas son las que no funcionan. Si nos gusta el cine de terror, no nos gusta por ver un tío con careta, sino porque te importa lo que les pase a esas personas. En ese sentido, creo que es un cine en el que hay que cuidar especialmente a los actores. En este caso, fue muy fácil porque son muy buenos actores y ya desprenden de por sí una humanidad que conecta contigo, te caen bien y no quieres que les pase nada malo.
Hablando de personajes, Atún es uno inolvidable, icónico.
Atún es absolutamente genial. Es una especie de alter ego que cuelo en la película y va diciendo las cosas que a mí me gustaría decir. Tiene esa especie de irreverencia hacia la película, hace muchos chistes sobre ella misma. Es muy referencial y hace mucho guiño. Es una pequeña sonrisa hacia la crítica seria que nos trató muy bien con la primera película. Me gusta mucho cómo funciona Atún a ese nivel, como si yo me metiera en la película para dinamitarla.
Con todo ese aprecio que le tienes, entiendo que no le ‘infectaras’.
Es que me sabía muy mal. Él no iba a permitir convertirse en uno de esos bichos, quería morir con dignidad. Me da mucha pena que muera por gordo, es muy triste. Me cayó una bronca de mi madre por eso. Atún mola mucho, se le coge mucho cariño, desde el minuto uno, cuando lo ves todo flipado con la steadycam. Mola mucho la relación con Adrián también. Además, esa relación fue real fuera del rodaje. Álex iba y le preguntaba: “Oye, pero ¿qué es cinema verité?”, y Borja se lo explicaba a modo de mentor.
¿Tuvisteis algún problema con la SGAE en relación al personaje de Canon?
No, pero te voy a contar una cosa sobre eso. Pedí que me dejaran usar el logo de la SGAE para ponerlo en la libreta que lleva Canon y no me dieron permiso. Y yo soy socio de SGAE (risas).
Igual que en [REC], en esta nueva entrega hay una paleta de personajes muy costumbrista.
Sí, pero no como voluntad de retratar nada, sino porque el paisaje que se plantea en la película lo permite. Hay una serie de arquetipos muy reconocibles que es muy agradable ver en una película.
El final tiene mucho de “Los renegados del diablo”.
En realidad lo mío era más de “Duelo al sol”.
¿Porqué en [REC] y [REC]2 los infectados corren y aquí se arrastran como los de Romero?
¿Todas las personas son iguales? ¿No, verdad? Los zombis son personas, transformadas. ¿Entonces porqué no pueden ser distintos? ¿Porqué no pueden unos correr y otros andar? Y el que anda, quizás va lento porque se ha fracturado una rótula… La velocidad del zombi es variable en función de la necesidad dramática de la escena, es la primera ley de Newton.
¿Más allá de Jaume, qué has echado en falta a la hora de afrontar [REC]3 en solitario?
La verdad es que he echado de menos a Jaume en la promoción, porque en las dos películas anteriores fueron muchas risas. Haciendo la película, en realidad, nada. Quizás algo de la primera sobretodo, que era muy rock n’ roll, probablemente porque la hacíamos pensando que ni se iba a estrenar, que la colgaríamos en internet o la regalaríamos con el periódico. [REC] la rodábamos por la tarde-noche, y Jaume y yo quedábamos después de comer en un Starbucks y nos tomábamos un café mientras pensábamos que haríamos esa misma noche. Era muy punki. De hecho, el final de [REC] lo escribimos el día antes de rodarlo. Eso ya fue un caso extremo. Lo mismo pasó con la niña Medeiros, al principio iba a ser un hombre con bigote, el cura del que se habla, y al final, entre los cafés y las risas, decidimos ponerle tetas. Botet se quedó loco, pobre. En el final, Manuela no tenía ni idea de lo que iba a pasar. Nosotros más o menos sí, y nos metimos en el ático a oscuras con una handycam y empezamos a tirarles cosas, a gritarle a Botet. Esa energía sí que fue algo irrepetible. Y salió bien como podría haber salido mal. No es la manera de hacer las películas en realidad, y caes en un error si piensas que es así. En ese sentido, sí que he echado de menos ese tipo de experimentación, esa espontaneidad de construir la película con el espíritu de cuando hacíamos cortos. En [REC]3 estaba todo muy calculado, costaba un parto cada plano.
¿El cambio de formato, además de tener que ver con esa intención de renovar, también responde a tus ganas de rodar de nuevo de manera convencional?
Sí, claro. Me apetecía mucho volver a rodar cine en el que tener en cuenta la composición del cuadro y ese tipo de cosas. No se trata de cansancio de un formato, pero sí que es cierto que yo ya llevaba dos películas seguidas así y necesitaba contar de nuevo con la cámara, los movimientos y las ópticas.
¿Hasta qué punto te ha preocupado el exceso de información en la red previa al estreno?
Muchísimo. Las teorías me parecen bien, quiere decir que hay un interés. Lo que sí que me ha afectado son los spoilers y cosas que no son spoilers. Hoy en día es muy difícil llegar al cine sin anteponer la idea de lo que has visto en trailers, clips y otro tipo de material.
¿Qué poder tenías sobre esa material?
Aquí todo el material lo he hecho yo, lo único que yo no he controlado es el goteo, cómo se gestiona ese material. Lo que mola es jugar a la seducción y respetar al espectador que va al cine. Promocionando la película me preguntaban referentes y yo me acordaba de El fantasma del paraíso y Golpe en la pequeña China. Cuando fui a ver ésta última al cine, yo iba a ver una película de terror de John Carpenter, y te encontrabas con eso y te volvías loco. Pero eso, a día de hoy, es inviable.
Acaba de salir un comic de [REC], ¿qué podemos encontrar en él?
Cinco historias donde se explican muchas incógnitas que quedaron abiertas en las dos primeras películas. Los guiones son de Hermán Migoya, nos juntamos con él Jaume y yo y decidimos las sinopsis de las cinco historias, pero el guión lo hizo él. También elegimos los dibujantes, él nos hizo propuestas y nosotros escogimos. Estaba claro que Salvador Sanz y Álvaro Ruilova iban a estar, soy muy fan, sobretodo del último. Y la portada la hizo Alejandro Colucci, que es una pasada. Se explican muchas cosas – como el origen de la niña Medeiros – y lo que no se explica, se acabará de explicar en [REC]4, que cerrará el círculo.