surrealismo

Unicorn Wars

Honor, dolor y mimos

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Paradise Hills

La casa de las muñecas.

Paradise Hills

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

Paradise Hills

Se presenta en el festival de Sitges “Paradise Hills”, película de ciencia ficción española rodada en ingles y con reparto internacional, firmado por Alice Waddington, que debuta en el largo tras una amplia trayectoria en el mundo de la fotografía de pasarela y diseño de moda. No es de extrañar que la puesta en escena de esta cinta sea su principal valor.

La rebeldía de Uma (Emma Roberts ) a contraer matrimonio con un potentado heredero termina por sentenciar su futuro; Su familia toma medidas desesperadas para domar a la joven, que será confinada contra su voluntad en un centro de re educación dirigido por la enigmática Duquesa ( Milla Jovovich). Paradise Hills es una isla en mitad de ninguna parte, donde tras unas enigmáticas terapias las chicas parecen transformarse de la noche a la mañana. Todo muy misterioso…

Lo mejor: Las últimas secuencias de la Duquesa son muy bellas. El vestuario.

Lo peor: La forma se come al contenido.


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Colegialas, vídeo juegos y masacres

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
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  • 3/5

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La vida de una estudiante de bachillerato se sume en el caos mientras todas a su alrededor sufren un horrible destino. Mientras, ella misma está cada vez menos segura de quién es y en qué tipo de mundo vive.

“Sion Sono”, “Sino Sono”, “Sion Sono”; si dices tres veces delante del espejo el nombre de uno de los escasos “enfants terribles” del cine nipón de género, convocarás una embolia que te dejará catatónico y con la ropa interior teñida de marrón. Así es el cabrón de Sono: lo amas o… o… ¿o qué coño haces leyendo este reseña? En el peor de los casos, se trata de un tío simpático que te pone fácil el transigir su excentricidad, tarea a prueba de intelectuales siempre que asumas su trabajo como una prolongación moderna, muy teñida de Tarantino, de los extremismos que siempre han caracterizado a Japón. ¿Tengo que recordaros cositas como “Entrails of a Virgin”? Vamos, que si necesitas sentirte cómodo cuando enfrentas la pantalla o espacios comunes exentos de peligro, te has equivocado de cineasta. Ahí queda por ejemplo “Love Exposure”, con casi cuatro horas de duración, todas plagadas de pura rabia juvenil emanando desde un engañoso espíritu religioso: Locura sin mucho control aparente, quizás su obra maestra.

Lo mejor: Un ritmo muy dinámico, aunque salpicado de empalagosos parones.

Lo peor: Una historia muy chorras, aunque bien administrada.


Kuso

La película más asquerosa jamás realizada...

Kuso

… O al menos, eso aseguran unos cuantos medios y espectadores tras su paso por el Festival de Sundance. Vale, es el mismo festival que recientemente anunció a bombo y platillo que la, no obstante mágnifica, Raw, aka Crudo, se trataba de lo más brutal e indigesto visto en muchos años. Y no, ni de lejos había para tanto. Pero si nos fiamos de las fotos y el trailer de Kuso, la cosa parece ir en serio.

Este inclasificable experimento corre a cargo de Dj Flaying Lotus, un productor musical de órigen estadounidense que, entre otras cosas, os puede sonar por su trabajo para Adult Swim, canal de televisión filial al segmento emitido en Cartoon Network. Después de cinco discos, este Dj ha decidido dar el salto a la dirección con claras intenciones de llamar la atención al precio que sea. Como viene pasando los últimos años con producciones como Martyrs, Al interior o A Serbian Film, el más díficil todavía en cuestión de imagenes escabrosas vale para darle una publicidad gratuita que, a buen seguro, otorgará una visibilidad que, de otra forma, nunca tendría un producto tan underground.

The Greasy Strangler

Genitales a mansalva

The Greasy Strangler

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

The Greasy Strangler

Padre e hijo viven una extraña relación obsesiva/compulsiva marcada por los recorridos turístico que realizan a la parte disco de Los Ángeles y la presencia de un estrangulador, el cual acaba con sus víctimas mientras está envuelto en grasa. Sustancia a la que el padre, Big Ronnie, parece extrañamente adicto. Todo es idílico en este submundo del ridículo hasta que una mujer muy activa sexualmente se interpone entre ellos. Desatando una batalla por su amor carente de lógica alguna.

Lo mires por donde lo mires “The Greasy Strangler” va de genitales. Los asesinatos, la frustración, la grasa y la música disco son sólo el telón de fondo de una guerra genital que tal vez hubiese tenido más gracia en formato capitular. Porque hora y media de un chiste circular, mero intento de empujar la grosería de forma forzada por la garganta del espectador, resulta agotadora tal y como está expuesta por Jim Hosking como director y Toby Harvard como guionista. Nadie les puede negar el atrevimiento y el colorido del que hacen gala después de su soso cortometraje en “ABC’s of Death 2” (“G is for Grandad”).

Lo mejor: La hipnótica y mongólica banda sonora.

Lo peor: Reincidir en la misma broma: mostrar los genitales protésicos de los protagonistas. "Mu" cansino.


The Lure

Pescado con setas mágicas

The Lure

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2/5

The Lure

En una Varsovia alternativa dos sirenas, de esas que comen hombres literalmente, se unen al grupo musical de un cabaret para pasar unos días entre los humanos. Allí, las emociones humanas – amor, codicia, deseo – terminaran por tensar su hermandad hasta los límites de un cuento de los hermanos Grimm.

No tengo ni puñetera idea de qué narices he visto. Algunas veces me siento en este estado tras ver una película por mera desidia – o la ingesta de sustancias ilegales –, pero en este caso, por muy profundo que haya sido el intento de análisis, me siento incapaz de descifrar o volcarme con un producto que cuesta definir siquiera. Quizás lo más adecuado sea decir que “The Lure” es un musical tragicómico con elementos fantásticos de fondo, donde la idiosincrasia de un país como Polonia queda patente en esa levedad, gente dotada para el humor negro, para tratar temas tan, aparentemente, profundos como son la maternidad, el amor, el sexo o la muerte. ¿Será que he perdido cualquier atisbo de sensibilidad con los años? ¿Qué hay que ser polaco para comprender los guiños culturales de los que, quizás, esté repleta esta obra? Un enigma que tuvo cierta repercusión en el festival de Sundance de este año, pero que, dada la espiral de sinsentido a la que se abandona, termina por ser un mero corolario de belleza muerta, falto de esencia.

Lo mejor: Su puesta en escena, una delicia visual.

Lo peor: La mezcla queda aguada en todas sus partes... ¿habrá que ser Polaco para entenderla? ¿Hay algo que entender?


Rabbits

Conejo a la Lynch

Rabbits

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DIVERSIÓN:
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ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

Rabbits

Vaya por delante mi intención de no ofrecer una lectura profunda, ni siquiera aclaratoria, sobre una de las obras más enigmáticas y abiertas de David Lynch. ¿Cómo podría hacerlo cuando “Rabbits” representa el epitome de la narrativa experimental? No poseo el discernimiento suficiente para poner en orden una experiencia a la que cada espectador dará su propio significado personal. Ahí radica su grandeza: colisionar con el mundo onírico. Casi, si me apuráis, “Rabbits” es el ejemplo perfecto del hermetismo, entendido como un arte científico cercano a la alquimia. Dónde no importa el orden si no el caos, manipulado para que se transforme en puerta de una vivencia distinta, integral porque nace del interior. En definitiva, palabras vanas que pondrán malo a más de uno, y que tampoco deberían ocultar la soberbia y prepotencia que destilan este tipo de proyectos, odiosos para algunos al negarse a vender una historia masticada. Incluso, y ese es el mayor detrimento de Lynch cuando se vuelve muy Lynch, nos quedamos con la duda de si estamos ante una historia o simplemente un performance. La cuestión es entretenerse por el camino, y “Rabbits” posee un magnetismo que, al menos en mi caso, ha funcionado gracias a su precisa estructura y más que ajustada duración.

Lo mejor: La ambientación sonora de Angelo Badalamenti y la sórdida iluminación.

Lo peor: Tan hermética que a veces roza la tomadura de pelo.