Nuevas imágenes para el remake de Carrie
¿Será Carrie la sesión sorpresa de Sitges?
Una reimaginación de la historia clásica sobre Carrie White, una tímida joven que es machacada por sus compañeros de clase al tiempo que se ve sometida por la profunda religiosidad de su madre. Carrie desencadenará el terror telequinético en su pequeño pueblo cuando es forzada hasta el extremo en su noche de graduación.
Si así, de botepronto y sin previo aviso, tuviera que escoger las tres mejores adaptaciones cinematográficas de la obra de Stephen King, probablemente me decantaría por Misery, El Resplandor (a pesar de lo controvertida que resulta la película de Kubrick si la tenemos en cuenta, únicamente, como adaptación de la obra original de King) y, por supuesto, Carrie, llevada al cine en 1976, de forma magistral, por el gran Brian De Palma. Más de treinta años después, y con una vergonzosa secuela de por medio (Carrie 2: La Ira), llegará a las pantallas de cine, el próximo día 5 de diciembre, el esperado remake de Carrie. Veo en este remake aspectos positivos y otros que no lo son tanto. Empecemos por estos últimos, los negativos. Si la película de De Palma era tan condenadamente buena, ¿qué necesidad hay de hacer un remake? Sé que puede parecer una posición un tanto retógrada, y que los defensores de los remakes - que los hay – se apresurarán a mencionarme una retahíla de remakes que superaban con creces al original: Las colinas tienen ojos (Alexandre Aja, 2006), Juez Dredd ( John Wagner, 2012), … Pero permitidme que tenga mis dudas acerca de la idoneidad de ofrecer una nueva versión de una película y de una historia a la que el cine ya ha hecho justicia… y con creces. Al fin y al cabo mi postura no se aleja en exceso de la del propio Stephen King, quien al ser preguntado acerca de la posibilidad de un remake de Carrie contestó lo siguiente: “La verdadera pregunta es por qué, cuando la original es tan buena…”.