The Selling
Abbot y Costello del siglo XXI
- Título original: The Selling
- Nacionalidad: USA | Año: 2011
- Director: Emily Lou
- Guión: Gabriel Diani
- Intérpretes: Gabriel Diani, Janet Varney, Jonathan Klein
- Argumento: Un joven vendedor deberá vender una casa encantada antes de que sus moradores arruinen su vida.
DIVERSIÓN: | |
TERROR: | |
ORIGINALIDAD: | |
GORE: |
- 3/5
Si hay dos géneros que no casan son la comedia y el terror. Por más que el cine intenta unirlos es muy raro que encontremos un título que combine en su justa medida ambas cosas sin llegar a decantarse por ninguno en especial. Así, terror con toques cómicos, hay para aburrir. Lo mismo se puede decir de las comedias ambientadas en argumentos de terror… pero títulos que contengan terror y humor al 50 por ciento o casi… estos creo que se pueden contar con una mano. Personalmente sólo señalaría Un hombre lobo americano en Londres, la infravalorada Atrápame esos fantasmas y, en menor medida, Poltergeist.
La verdad es que The selling apunta, en sus primeros minutos, a subirse al carro de las mencionadas, pero al poco se decanta, sin complejos, por la comedia ligera llena de homenajes al cine de los 80 y 90 y con un humor blanco totalmente recomendable que procura no caer en los excesos y las patochadas fáciles.
La historia nos presenta a dos amigos y colegas de trabajo, Richard y David, vendedores inmobiliarios, que compran un chalet a un precio realmente bajo con el fin de revenderlo con posterioridad. Después de cerrar el trato descubrirán lo que se escondía tras semejante oferta: la casa fue el hogar de un temible psicópata y entres sus paredes aún moran sus víctimas y una fuerza oscura. Ahora ambos tendrán que deshacerse de el inmueble, pues han depositado en él todos sus ahorros. La situación es más desesperante aún para nuestro protagonista, Richard Scarry, que necesita el dinero para pagar el tratamiento de cáncer de su madre. Pero la casa tiene sus propios planes y no va a poner tan fácil su traspaso…
Lo mejor: Un buen montón de momentos que si bien no son de carcajada sí que hacen reír.
Lo peor: Su último cuarto de hora, sin ser malo, es previsible y demasiado correcto.