La matanza de Texas 3D
Leatherface trocea incautos desde el primer puesto
Desde que allá por 2003 a Michael Bay se le ocurrió, a través de su compañía Platinum Dunes, especializada en remakes de clásicos del cine de terror, hacer regresar a Leatherfeace y su tropa de lunáticos, la franquicia ha gozado de un revival de interés por parte de una audiencia masiva. El muy correcto remake sorprendió a propios y extraños con una recaudación de 80 millones de dólares en Estados Unidos, mientras que la entretenida (y muy sangrienta) precuela, estrenada en 2006, pese a no repetir el éxito se quedó en unos aceptables 39 millones (hablamos de un presupuesto no superior a los 15 millones). La serie se frenó en aquel momento, hasta que a la cartera de algún directivo le ha vuelto a picar la curiosidad por la rentabilidad de la familia psicópata por antonomasia. Así, diez años después de la última entrega, tenemos en los cines una nueva matanza texana con el añadido, como manda la moda, del 3D.
Y la cosa no ha ido mal, si nos ceñimos a la taquilla: en su primer fin de semana USA, La matanza de Texas 3D (que, según dicen, se puede entender como una secuela directa de la original de Tobe Hopper) ha recaudado 21 millones, lo cual no está nada mal a juzgar por las expectativas previas (bajas, por el desgaste de la franquicia y lo tardío del estreno respecto a las anteriores). Aún así, debemos tener en cuenta el factor 3D al igual como la inflación. Al mayor precio de la entrada respecto a 2003, sumemos el plus por entrada con gafitas y demás parafernalia para ver la pantalla más oscura. Vaya, que en cuanto a espectadores se queda por debajo que sus precedentes más cercanos.